¿Estáis cansados de recorrer tiendas y no encontrar lo que buscáis? Sí, eso que tenéis en la cabeza, que además no es tan raro, pero en ningún sitio al que habéis ido lo habéis encontrado. A menudo os habrá pasada que se os hace un mundo algo que pensáis que es un cambio minúsculo, como cambiar unas cortinas. Pero ¿y el color? ¿El diseño? ¿El estilo? ¿Japones o clásicas? ¿Panel o lama? ¿Riel o barra? Seguramente en la segunda pregunta ya lo hayáis pensado: ¡basta! ¡Si solo queréis unas cortinas! La variedad de posibilidades hace que unas cortinas sean algo más que una tela colgando.
Para quedar contento con el cambio que pretendéis hacer, es preciso que os serenéis y respondáis a algunas de estas preguntas. Pero las más importantes son: qué queréis y qué tipo de tejido. Lo demás se puede considerar accesorio.
Si queréis acertar, debéis tener en cuenta qué hay al lado de las cortinas. Es decir, qué veis en el salón, si es el caso. O en la habitación o en cualquier otra estancia. Aunque la cuestión es puramente de gustos, conviene planificar un poco cuál va a ser la mejora que queréis introducir. Según queráis una solución más moderna o más clásica, vuestra salvación será un panel japonés o un cortinaje de barra. Si queréis arriesgar un poco en vuestra decisión, podéis optar por estampados orientales o colores vivos. Y si lo que queréis es complicaros lo menos posible y no mancharos demasiado con el cambio, no lo dudéis, lo que estáis buscando es un estor o papeles pintados en vez de cortinas.
El panel japonés y las venecianas de madera otorgan un toque de distinción al hogar, aunque son más delicados (tranquilos, siempre podréis comprar un recambio). En el caso de los paneles, por su configuración, son un poco más complicados de instalar.
Sea cual sea vuestra decisión: calma. Hay solución para cada ocurrencia. Lo importante es que una vez os llevéis la cortina a casa y quede instalada desaparecerá toda la ansiedad y tendréis una estancia decorada a vuestro gusto. Eso os ayudará a ser felices.