En mayo miles de niños se preparan para recibir el sacramento de la Eucaristía con sus mejores galas. Pero mientras ellas se decantan por túnicas y vestidos de un blanco impoluto, ellos acostumbran a comulgar con un traje de marinero. En prueba de su popularidad, esta indumentaria se comercializa en cualquier tienda de trajes de ceremonia para niños, y no muchos conocen su origen exacto.

La antigüedad del traje de marinero es notable, pero no tanto como pueda pensarse. Es sabido que el Juan Carlos I de España comulgó a mediados del siglo XX con este atuendo, por lo que su uso ya estaba extendido hacia esa fecha.

Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo en relación con el origen exacto de esta indumentaria, la moda social del momento parece ser la responsable de que el traje marinero se impusiera. En fecha reciente, la Conferencia Episcopal Española confirmó que desde la Iglesia Católica no tuvieron nada que ver. Por tanto, a los usos y costumbres de la época debemos atribuir la adopción de este look tan pintoresco.

Frente a la sencillez y sobriedad acostumbradas, los trajes de marinero de mediados del siglo pasado hacían gala de opulencia. El lujo llegó a tales extremos que la Iglesia Católica se pronunció contra los excesos que venían produciéndose en las eucaristías del momento.

Hoy la temática marinera sigue dominando no sólo en la vestimenta de primeras comuniones, sino en las posteriores fiestas que se celebran en familia. Esta tendencia admite para algunos estudiosos, una lectura simbólica: la identificación del comulgante con Jesucristo en el episodio de la barca de San Pedro.

Otras teorías apuntan hacia el patriotismo naval de finales del siglo XIX, coincidente con el de otras potencias europeas hacia el mismo periodo. Concretamente en España, este se debió a la victoria en la Batalla del Callao, que impulsó la reivindicación de la Armada de distintas formas; entre ellas, la popularización de los trajes de capitanes, almirantes y marinos.