El estudio y tratamiento de las manchas de la piel es parte esencial de la actividad de un dermatologo cara Vigo. La aparición de motas, parches y otras manchas cutáneas guarda un significado médico concreto, y el color que presentan ayuda a diagnosticarlo.

Amarillas, violáceas, oscuras, blancas, etcétera: las manchas de la piel presentan una paleta cromática amplia. Como sucede con la micción o las deposiciones, su color esconde información valiosa sobre su origen médico.

En primer lugar, las manchas rosadas figuran entre las más comunes. Se derivan del estrés, las alteraciones hormonales, la sobreexposición al sol, el tabaquismo, el consumo de alcohol, las alergias o la polución ambiental. Entre las enfermedades que suelen inducirla, destacan la rosácea, la eritrosis y el sarampión.

De color amarillo son las manchas relacionadas con la diabetes, la hepatitis y otras dolencias más severas. Su presencia es motivo de alarma, por el riesgo de que sean consecuencia de la necrobiosis de la piel y otros procesos altamente dañinos.

Por su parte, las manchas oscuras son atribuibles a desequilibrios en la producción de melanina, biopolímeros responsables de la pigmentación de la piel. Su origen puede ser hormonal (melasmas), hereditario (lunares) o debidos a una exposición excesiva al sol (léntigos solares). Por fortuna para los afectados, estas manchas son benignas y a menudo asintomáticas.

El blanco es el color predominante en las manchas cutáneas que son consecuencia del vitiligo, la tiña versicolor o la dermatitis atópica. De nuevo, la radiación solar figura entre las causas probables debido a los efectos del fotoenvejecimiento de la epidermis.

Más simple es la explicación de las manchas de color morado. Si la persona no ha sufrido un golpe reciente, el origen suele hallarse en un déficit de vitamina C. En otras palabras, las manchas serían un principio de escorbuto, patología grave que debe tratarse de inmediato.