Las cortinas están en el origen de la cultura grecorromana que asentó el sustrato para las costumbres y usos decorativos de la actual sociedad occidental. Tanto es así que las cortinas eran un accesorio común en la Grecia de Sócrates y Platón, donde recibían múltiples usos: la privacidad (con telas pesadas para garantizar la intimidad de interiores), la función lúdica (para compartimentar el proscenio y los distintos planos en teatros como el de Siracusa), etcétera. Pero las cortinas a medida no eran exclusivas de la civilización helena.

En la Antigua Roma, y gracias a sus avances arquitectónicos, la cortina se popularizó aún más en el domus del ciudadano romano y en los templos y edificios públicos. La privacidad empieza a desempeñar un rol clave en el uso de estos elementos, cubriendo no sólo ventanas sino también puertas interiores (a modo de portier).

Con el Medievo, la cortina asume una función hasta entonces desconocida: como aislante térmico, cualidad necesaria considerando las carencias de la vivienda medieval en las regiones de clima más adverso. Asimismo, se consolidaría durante este periodo su valor ornamental, muy apreciado como salta a la vida por el gusto de la época hacia los tapices; si estas obras textiles alcanzaron tanto desarrollo, es fácil imaginar que las cortinas y portiers de la época desempeñarían un papel decorativo.

Pero el culmen del uso decorativo de las cortinas no se alcanzaría sino durante el Renacimiento. Da Vinci, César Borgia y los Médicis vivieron entre cortinas de sofisticado diseño, con flecos, bordados y estampados que dificultaban, en muchos casos, la distinción entre el arte y los adornos domésticos. Además,  se colaban ya de bastidores del techo, se recogían con cintas vistosas, y se disponían para que cayeran en cascada, con pliegues y ondulaciones similares a las que hoy conocemos.

Durante el Barroco las cortinas reciben nuevos avances, como el uso de pasamanerías. La función decorativa está más presente que nunca, sin desmerecer su utilidad como elemento aislante o su importancia para la privacidad de interiores.