El jamón de bellota es un manjar que una vez que se ha probado, se entiende por qué es tan apreciado por todo el mundo. Pero a veces, al ir a comprar un jamón de calidad, pueden acabar dándonos gato por liebre. A continuación vamos a ofrecer una serie de pistas que nos dirán que estamos ante un jamón ibérico de bellota de calidad:

-El precio. Es un indicador importante. El jamón ibérico de cerdos alimentados con bellotas supone una inversión tanto en la alimentación del animal como en el tiempo que tiene que transcurrir para que se cure y pueda ponerse a la venta con todas las garantías.

Si el jamón es demasiado barato ten por seguro que no es auténtico. El que tenga un precio alto no quiere decir que el jamón vaya a ser sí o sí de bellota, pero al menos podremos descartar los que no tengan un importe mínimo. Y es que nadie vende euros a céntimo.

– El tamaño. Los cerdos ibéricos no suelen ser tan grandes como otras razas, por eso si el jamón supera los ocho kilos es más que probable que no sea un verdadero jamón de bellota. Lo normal será entre seis kilos y medio y siete.

La apariencia del jamón también nos dará pistas, ya que estos animales son más estilizados, tienen la pata más alargada y fina y no tan redondeada como otras razas y además, la pezuña tiene que estar desgastada, ya que estos animales tienen que andar por el campo.

-La grasa. Es muy importante fijarse en la grasa. Se debe de presionar suavemente el jamón por su parte grasa y esta debe de ceder y hundirse para recuperar la forma al dejar de apretar. Debe de tener un color oro característico de este tipo de jamones y al tocarla debe de resultar suave.

Aunque estas pistas nos ayudarán a descubrir si nos engañan lo cierto es que la mejor manera de no tener dudas sobre la calidad del jamón es adquiriéndolo en un establecimiento de renombre que sepamos que merece toda la confianza. Una tienda de este tipo no engaña a sus clientes e incluso nos pueden ayudar a elegir el mejor producto según nuestros gustos.

Con el tiempo nos resultará muy fácil distinguir un auténtico jamón ibérico de bellota de cualquier otro y lo sabremos solo con verlo.