Hace unos cuantos años trabajaba en una empresa en la que teníamos una buena carga de trabajo pero por culpa de la persona encargada de la dirección estratégica empresas, la carga de trabajo fue disminuyendo progresivamente hasta que los jefes tuvieron que vender la empresa, y como consecuencia todos los empleados, unos antes y otros después, nos vimos de patitas en la calle. Desde mi punto de vista la culpa de todo la tuvo el jefe que es el que debía de poner a alguien que supiese hacer su trabajo y conseguir una carga de trabajo que fuese los suficientemente grande para que la fábrica no tuviese que venderse. Eso para una empresa es esencial, hay que tener a gente competente en cada puesto dentro de la empresa, no se puede poner a la gente en los puestos al tun tun. Pero los jefes tampoco es que se involucrasen demasiado en el día a día de la empresa. Venían de pascuas en flores, pero si me preguntan no sabría contestar qué es lo que hacían, y tampoco es que me preocupase en exceso. Mi trabajo era hacer mi chollo sin protestar, con eso era más que suficiente, pero casi siempre me acababan fastidiándo teniendo que quedarme más tiempo que el resto.

En esa empresa en la que hacíamos comidas precocinadas, estábamos todos bastante a gusto, el trato era muy familiar, pero también teníamos nuestras discusiones internas y nuestras diferencias personales, pero en general nos llevábamos todos bastante bien. Fue una pena no volver a los compañeros, una vez nos fueron despidiendo fuimos perdiendo la pista de cada uno de los compañeros. Espero que eso no me pase en todos los trabajos que tenga a lo largo de mi vida, si no sería muy triste. Pero ya dicen que a los trabajos se va a trabajar y no a hacer amigos, aunque nunca ví que había de malo en hacer ambas cosas. Supongo que acabaré encontrando un trabajo en el que consiga al mismo tiempo unos buenos amigos, en este mundo nunca sabes con qué clase de gente te puedes encontrar.