La nueva figura del productor

La nueva figura del productor

El productor es una pieza clave para que una obra cinematográfica brille o incluso, simplemente, llegue a realizarse y, sin embargo, es tan poco conocido que el gran público no llega ni a entender cuál es realmente su cometido. A día de hoy, existen cursos específicos donde aprender todas las bases de este área, como el master producción audiovisual Madrid que imparte TAI, un centro universitario de estudios artísticos con larga trayectoria en enseñanza cinematográfica. 

 

Pero hubo un tiempo en que al productor no le quedó más remedio que hacerse a sí mismo, casi sin ningún referente en el que fijarse. Cecil B. DeMille es considerado uno de los pioneros en la producción cinematográfica. A él de debemos imágenes tan poderosas como Moisés abriendo las aguas en “Los 10 Mandamientos” y la dirección y producción de otros supertaquillazos de la época como “Sansón y Dalila”, “Cleopatra” o “El Rey de Reyes”. De hecho, para conseguir rodar todas estas escenas, alquiló unos graneros a las afueras de Los Ángeles en un lugar, por entonces desconocido, llamado Hollywood. En el otro extremo de la producción, John Waters, inconformista y rebelde, perfiló en un claro guiño a DeMille, a su gemelo maldito Cecil B. Demente. En la película homónima, el director y productor secuestraba a una actriz de éxito para obligarla a participar en su película de bajo presupuesto, todo ello como no podía ser de otra manera, regado con grandes dosis de crítica al sistema hollywoodiense de hacer cine y a sus normas comerciales y morales. 

 

Hoy día el mercado audiovisual está viviendo una transformación decisiva, más allá de esta división primigenia entre cine de los grandes estudios y cine independiente. Las nuevas plataformas digitales, los new media o la comunicación corporativa están creando nuevos contenidos cuyos canales de financiación y distribución también han sufrido esta metamorfosis. En el Master en Producción de TAI, mediante una serie de talleres especializados, se abordan estos frentes para abrirse camino en estos nuevos mercados: se contempla la producción de series de TV, ejecutiva, publicitaria e incluso se enfocan las materias impartidas hacia la postproducción, la animación y los videojuegos. 

 

Seguramente, ni DeMille ni Demente sabrían qué hacer en este sector en constante movimiento. La novedad se ha instaurado como un elemento más de trabajo, pero afortunadamente, se vive con optimismo tras la reanimación de los mercados audiovisuales. Las perspectivas son realmente buenas para el nuevo perfil del productor.

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