Imprime tus cajas

Imprime tus cajas

Cuando trabajaba en una empresa de comida precocinada, mi primera tarea del día era montar las cajas de cartón en las que iba a meter los envíos que salían esa mañana. Pero muchas veces las cajas de cartón venían defectuosas, o bien no estaban bien troqueladas o la impresion en cartón corrugado no era la correcta y se desechaban bastantes unidades que me parecía un gasto bastante importante. Pero la empresa que nos hacía las cajas no me traía las cajas a los pocos, a lo mejor el día que venían me traían seis o siete palets que tardaba días en poder ordenarlos en el almacén porque no es que tuviese demasiado sitio en el almacén para poder colocarlas. Al final tenía que desmontar los palets y hacer montañas con los paquetes de diez o veinte, según fuese el tamaño. Además, las cajas tenían unos nombres muy raros que tardé un par de semanas en aprendérmelos. 

Después de trabajar allí durante tres años acabé siendo un experto montador de cajas de cartón, porque tuve que montar bastantes miles. Ya solamente para un pedido diario a lo mejor tenía que hacer más de doscientas cajas de cartón, porque teníamos que mandar productos a muchos sitios diferentes. A las cajas que venían mal por lo menos les daba un buen uso, pues allí dentro de la nave en invierno hacía mucho frío y podía usar las cajas para poder aislarme los pies del suelo. Y teníais que ver la diferencia que había entre tener los pies en el suelo o sobre el cartón. Pero en cambio en verano te asabas de calor estuvieses donde estuvieses, menos mal que tenía las cámaras frigoríficas para refrescarme de vez en cuando cuando empezaba a sofocarme.

Echo un poco de menos ese trabajo porque estaba todo el día rodeado de chicas y me lo pasaba muy bien con ellas cuando montábamos alguna cena a las cuales nunca invitábamos a los jefes, porque de lo contrario ya no sería una fiesta y ellos además no se iban a encontrar cómodos ya que eran de otra clase social.

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