Una semana de soledad

Una semana de soledad

Hay una película de Billy Wilder que quizás sea de las peores de este genio de la comedia pero que ha terminado convirtiéndose en una de las más populares, aunque muchos no sepan quién la dirige. Se llama ‘La tentación vive arriba’ y es el primer papel protagonista de Marilyn Monroe en Hollywood. Es ahí donde se para en un conducto de aire del suelo… Lo demás es historia.

Pues ocurre que cada verano recuerdo eso, no a Marilyn y el conducto, sino al protagonista masculino de la película que nadie recuerda, pero yo sí. Es el típico hombre de mediana edad, resignado y cínico que debe quedarse unas semanas trabajando en casa en agosto mientras su familia se va al lago o la playa o algo así. Y me veo reflejado en él porque yo cada verano me quedo en casa trabajando mientras mi familia se va de vacaciones. 

Siempre tengo una sensación un tanto contradictoria cuando llega esta semana porque es cierto que no me viene mal algo de silencio, pero, por otro lado, sé que me voy a aburrir. Y es que soy tan organizado que hasta tengo el menú de cada día preparado. Podría improvisar cada día, soltarme la melena, pero no, tengo un pósit pegado a la nevera con todo lo que he de hacer: sacar cerdo congelado del congelador, ensalada tal día, terminar el puré de verduras tal otro, las lentejas congeladas que dejó el niño el sábado y así. Todo muy predecible y aburrido.

Realmente me gusta cocinar, podría aprovechar esa semana para preparar algún plato nuevo a ver qué tal sale teniendo en cuenta que tengo más tiempo, pero no sé por qué razón trato de organizarlo todo para tener más tiempo libre, consciente de que en realidad ya no sé qué hacer con mi tiempo libre porque nunca lo tengo. Me quedo sentado en el sofá aburriéndome, zapeando sin sentido o mirando a ver si acaba la ola de calor de turno.

Supongo que comer cerdo congelado tampoco está tan mal, y organizar al pie de la letra el menú semanal me viene de que vivimos así el resto del año. Pero quién sabe, a lo mejor este verano mis aburridos vecinos ingenieros alquilan el apartamento a una rubia que guarde su ropa interior en el congelador para que esté ‘fresquita’… justo al lado del cerdo que me tengo que comer.

Comments are closed.