Mi dentista fue claro cuando me dijo que la mejor opción era un tratamiento a largo plazo. Es lo bueno de tener confianza con el dentista, que no se anda por las ramas a la hora de decirte lo que necesitas. Por supuesto, luego uno decide lo que debe hacer y cuándo, pero en este caso ya sospechaba que me iba a decir algo así. 

Ya sabemos que cuando se trata de la dentadura, tenemos dos temores: tener problemas en los dientes que conlleve dolor y/o problemas estéticos… y el precio. Son tratamientos caros porque se trata de piezas muy delicadas y diseñadas específicamente para cada dentadura. Y aunque lo entendamos, cuando nos presentan el presupuesto, lo más normal es abrir los ojos y poner un gesto de incredulidad: ¿de verdad me va a costar esto? Pero bueno, creo que todos estamos de acuerdo en que la dentadura es un aspecto de primera necesidad. Y que, si hay que sacrificar otra cosa para arreglar los dientes, se hace.

En mi caso ya lo tenía claro antes de que mi dentista me advirtiese de que necesitaba un tratamiento. Acto seguido, busqué alineadores dentales en Santiago de Compostela para hacerme una idea de cómo es esta fórmula, qué ventajas tiene, además de hacerme una idea aproximada del precio. Mi dentista habitual me había expuesto las opciones que tenía para corregir la dentadura, pero aún no había solicitado un presupuesto. En la clínica ya me conocen y saben que no me suele gustar que me hagan un presupuesto si no lo he solicitado específicamente. Prefiero mirar primero, informarme por mi cuenta y luego volver. 

Y eso es lo que he hecho. Tras buscar alineadores dentales en Santiago de Compostela vi que se trataba de una opción interesante porque me aportaba una solución discreta, al menos mucho más discreta que los brackets tradicionales. Ahora sí estaba preparado para que me hicieran un presupuesto y hablar con el dentista sobre cómo sería el proceso y cuánto duraría. Y aunque me esperaba un precio considerable, ya estaba preparado y no habría problema para abordar ese gasto.